Ha sonado el reloj sobre Colón y nos ha marcado las desconocidas horas del Carnaval de
Ya viene la verdad oculta de esta ciudad que apenas sabe de disfraces y de antifaces, y sí y mucho, de estas ceremonias ocultas desconocidas para el gran público.
Vuelven a sonar las cantatas y los motetes, sonidos de gran orquesta, que parecen avisar, cual convocatoria de cultos pegada en cualquier columna de las que rodean el Templo Metropolitano al gran Miserere de Eslava, coplas del Maestro Torres, que en las voces de la escolanía parecen que van a traer los sonidos del Redde…
Seises de rojo, galones dorados, ante el imponente altar mayor, y el reloj que impasible marca las horas mientras suenan las voces pueriles, ¡¡Oh, dulce Amado, Sacramentado!!... cabezas tocadas por sombrero de plumas, que en estas tardes de Febrero nos traerán el tiempo más esperado.
Y mañana cuando el Triduo acabe, cuando en los nervios de las altas bovedas aún revolotee el eco mezclado de incienso de las coplas de los seises, un rumor de alpargatas saldrá presuroso de
2 comentarios:
Que fácil lo haces amigo Pepe Luis, en tan pocas letras acabo de asistir a un día de triduo de carnaval en la Catedral.
Saludos.
Tardes de febrero, cuando Sevilla se vuelve íntima a la hora del café con leche...
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