Traía la vieja guitarra los sonidos de la zamba argentina, recuerdos de un ayer que revivían en sus viejas cuerdas recién afinadas, sonaba Ángelica o Merceditas, y revivíamos aquellas madrugadas en que fuimos capaces de llegar a romper al alba con nuestras voces, todo aquello y mucho más, hasta que alguien se le ocurría retomar aquello de Perfume de carnaval, de Peteco Carabajal, que llegó por medio de aquella cinta grabada de cinta del aquel disco de las mascaritas de Los Sabandeños…
Y entonces sólo había tiempo para sentir y disfrutar, paladeando la melodía y la belleza de aquellas letras. A veces vieja guitarra, cuando te miro, pienso cuantas veces desgranabas las notas de aquella vieja zamba, que aún nos estremece el alma tan sólo de recordar aquel principio:
“Me voy solo con mi suerte,
la llevaré en mi recuerdo...”
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