Cuando en el ya lejanos mes de octubre la empresa Pagés anunció que como novedad ganadera vendría a Sevilla la ganadería de Dolores Aguirre muchos echamos las campanas al vuelo porque vendrían a lidiarse al Arenal unos toros que siempre nos han gustado, y porque casi nunca nos han dejado indiferentes cuando salieron de chiqueros.
Pero nada de esto nos encontramos en el que quizás sea desgraciadamente la presentación y despedida de los toros constantineros, siete toros, siete, los titulares y un sobrero, que no estuvieron a la altura esperada y que no fueron precisamente el dechado de bravura y de toros encastados que esperábamos. Toros mansos que desarrollaron peligro -sin necesidad de sonotone-, que buscaban al torero sin atender a los engaños.Y ante este panorama, sólo podemos destacar a Antonio Barrera, en su única comparecencia en el abono y que dio la cara ante el lote más complicado, mostrando una vez más su vergüenza torera, que fue premiada con la ovación más fuerte de toda la tarde. Salvador Cortés pasó inedito, pues ante un lote imposible ni siquiera pudo matar al quinto que se echó durante la faena de muleta y Sergio Aguilar se quedó completamente inédito.
Fotografía: https://www.plazadetorosdelamaestranza.com
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