Esta noche, que tendrá por las propias ciscunstancias meteorológicas, sabor de Inmacualda antigua, sin luces, sin micrófonos, sin apenas gente, traeran lo recuerdos de aquellas otra madrugadas, en que sin mediar palabra y casi sin proponerlo, en un día cualquiera de un mes cualquiera, con sólo una mirada y tres golpes de pandereta nos encaminábamos a los pies de la escalinata de mármol donde se posa la Virgen Blanca, o como aquella otra madrugada en que metida en agua, alguien sugirió ir a cantar bajo el Póstigo a la Pura y Limpia.
Recuerdo como aquella noche, casi sin plantearlo alguien entonó aquella copla de Miguel del Cid de Todo el Mundo en General, y como tras ello cantamos canciones de tuna, de esas que desgraciadamente ya sólo suenan hoy, cuando alguna de las becas verdemar que nos preceden toman una guitarra y entonan aquellas canciones que ya sólo suenan año tras año de Inmaculada en Inmaculada.
Canciones de tuna de ayer y hoy, canciones como En mi capa y cintas, la Estupida o Nube Gris, requiebros tunantescos al volver a escuchar en sus voces La Hiedra o Las Plazas y un repeluco que nos corre por el cuerpo al alzar las copas y recordar a quien ya no está o a quienes esta noche por circunstancias de la vida no nos acompañan mientras suenan lejanos los compases de Imágenes de Ayer.
Esta madrugada, cuando no haya nada ni nadie en las calles, apunto de retirarnos, buscaremos la capillita del Póstigo para dar gracias un año más, por volver a vestirnos de negro con la beca verdemar y convertirnos, aunque ya sólo sea por un rato, en aquel rondador que fuimos otros tiempos.
(Fotografía Antonio Sánchez)
2 comentarios:
que noche más buena echamos
Pepe Luis:
Hace mucho tiempo que no te dejo ningún comentario, lo que no quiere decir que no me pase habitualmente por tu blog. El hecho es que me da cierto reparo hacer un comentario a circunstancias tan personales y en ocasiones muy hondas, pero siempre desde el corazón, y eso vale mucho.
Un saludo
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