lunes, 20 de julio de 2009

Sanluquear


No hay mejor manera de desconectar del mundo que llegar a tus calles, desprendernos de esa monotonía que nos extresa y revivir aquello que ya nos sabemos de memoria, eso que alguien acertadamente llamó Sanluquear.
La vida se nos muestra como siempre fue, llegar temprano y buscar en la Plaza unas buenas papas y cazón de pata negra, para que cuando hayamos vuelto a la rutina podamos sentir ese sabor que tú sólo nos regalas...
La vida en este paseo mañanero, se convierte en rito, ese que que nos obliga a visitar a esa Virgen con tanta devoción en este lugar y después cruzar por Regina para depositar en San Jorge esa oración que tanto me recuerda esas mañanas de mi barrio al pasar por su retablo de San Jacinto.
Tras esto, un café rápido en la calle Ancha y tras cruzar la Plaza del Cabildo, en la Capillita acordarnos de aquellas mañanas de domingo de misas de la mano de quienes nos enseñaron a querer a este lugar tanto que hasta lo hayamos idealizado, después un paseo por la playa, cuando apenas hayan llegado quienes impedirán que podamos hacerlo horas más tarde, y tras cruzar la Calzada, buscar Trasbolsa y reencontrarnos con esa caña de Viruta que nos espera siempre en ese lugar casi secreto, al que fuimos de la mano de quien mejor te conocía.
Y así iniciar unos días de asueto, sanluqueando por tus calles, buscando allí donde probar una copa de manzanilla en rama, unos langostinos, unas puntillitas o esos pimientos rellenos a los que siempre uno está dispuesto a ponerle un monumento.
Y es que he vuelto a ti para sanluquear contigo, no me pregunteis mucho más y dejar que Sanlúcar os lleve, desde Bajo Guía a La Jara, desde las Piletas al Barrio Alto, desde El Pino hasta ese lugar escondido y secreto en la carretera de Chipiona donde se cría el mejor oro de nuestra tierra.
Sanluquear de la mano, de quien un día llegó a nosotros, procedente de ti, (lo que es la vida, verdad) y que pronto enseñaremos a quien ya viene, para que igual que a nosotros un día, nos enseñaron, aprendan la emoción inmensa que produce el disfrutar de un atardecer en la playa.

2 comentarios:

Moe de Triana dijo...

Amén.

Reyes dijo...

Amén, again.
Y yo, afortunada de la vida, que disfruto todo lo que escribe, bueno, casi todo, que lo siento.