jueves, 16 de julio de 2009

Morante


Confieso que llevo días impactado por la faena de Morante en Pamplona, por como anduvo aquella tarde con sus dos toros, con detalles cuajados de torería y es que el de La Puebla del Río tiene la vitola de ser distinto, sacando suertes de otros tiempos, demostrando que el toreo es eterno, está entroncado con aquel que trajeron las figuras del ayer.
Ya sea toreando a la verónica, en un quite por chicuelinas, o ese por Tafalleras que nos emocionó en el toro de la merienda, por esos cambios de manos cargados de naturalidad o ese molinete abelmontado lleno de plasticidad.
Nos trae este Morante por la calle de la Ilusión, esa que nos hará cometer locuras este verano para irlo a ver torerar allá donde sepamos que su nombre se anuncie en los carteles, Sanlúcar, Huelva, El Puerto, Antequera... y es que a nuestra afición bien le hacía falta despertar por el empuje de este torero al que un día creímos totalmente perdido para la fiesta y que hoy es la firme realidad de lo que siempre esperamos desde aquellos ya lejanos tiempos en que lo vimos torear de novillero sin caballos.

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