Potente tu brazo, que al fuerte oprimió
rompistes el lazo que al fuerte te unió.
Cera tiniebla sobre los altos ciriales, golpe seco de la pértiga de plata, humo de incienso en el atrio, y suenan los sones de Christus Factus Est…
Avanza, solemne el cortejo, como un día lo hacíamos nosotros y antes lo hicieron otros revestidos de las albas, las dalmáticas o con el ropón de tisú y el cuello engolado hace quince, o ya, como pasa la vida, veinte años…
Antes se habrá rezado el rosario y las aclamaciones de la Tradición “Con tu cruz al fuerte y armado, despojaste de tu Imperio…” que siguen sonando a saeta antigua de un Vallejo hincado de rodillas que vuelve para cumplir su promesa ante el Cisquero.
Suenan altas las notas de la capilla musical, sones antiguos de novenas en San Lorenzo, ritos y costumbres que quizás, quien sabe, ya vinieran de San Acasio, y pareces que vuelves a ver al Fray Diego José de Cadiz o al mismísimo Cardenal Spínola que se bajaran de sus pedestales, que tanto saben de novenas en el presbiterio de la Parroquia, y suben a la Sagrada Cátedra para dar sus homilías.
Hoy, como ayer en San Lorenzo, suenan los sones de D. Telmo Vela, las letras de Rodríguez Buzón o las coplas de Joaquín “Con esa cruz al hombro, lleno de pesares y amarguras…” pero ninguno como los solemnes sonidos de El Lazo de D. Hilarión, aquel por quien se cambiara el nombre de la antigua Carrera de San Lorenzo, por su apellido navarro, Eslava, y la voz del coro que canta: “Con esa Cruz armado, libró tu Gran Poder...”, comunión interminable, es sólo 1 de Enero, en la Plaza diluvia y el Señor nos empapa los corazones con su túnica persa, es primer día de Quinario y el Señor, como manso cordero nos vuelve su sangre a ofrecer, se escucha el chisporrotear de la cera en los candeleros, y el tenor remata la estrofa con aquello de que es “Divino tu inmenso Poder” y responde la suplica de los corazones traspasados que tanto saben de ti, que asciende cual nube incienso respondiendo que Tú “rompiste el lazo que al fuerte oprimió”.
Antes se habrá rezado el rosario y las aclamaciones de la Tradición “Con tu cruz al fuerte y armado, despojaste de tu Imperio…” que siguen sonando a saeta antigua de un Vallejo hincado de rodillas que vuelve para cumplir su promesa ante el Cisquero.
Suenan altas las notas de la capilla musical, sones antiguos de novenas en San Lorenzo, ritos y costumbres que quizás, quien sabe, ya vinieran de San Acasio, y pareces que vuelves a ver al Fray Diego José de Cadiz o al mismísimo Cardenal Spínola que se bajaran de sus pedestales, que tanto saben de novenas en el presbiterio de la Parroquia, y suben a la Sagrada Cátedra para dar sus homilías.
Hoy, como ayer en San Lorenzo, suenan los sones de D. Telmo Vela, las letras de Rodríguez Buzón o las coplas de Joaquín “Con esa cruz al hombro, lleno de pesares y amarguras…” pero ninguno como los solemnes sonidos de El Lazo de D. Hilarión, aquel por quien se cambiara el nombre de la antigua Carrera de San Lorenzo, por su apellido navarro, Eslava, y la voz del coro que canta: “Con esa Cruz armado, libró tu Gran Poder...”, comunión interminable, es sólo 1 de Enero, en la Plaza diluvia y el Señor nos empapa los corazones con su túnica persa, es primer día de Quinario y el Señor, como manso cordero nos vuelve su sangre a ofrecer, se escucha el chisporrotear de la cera en los candeleros, y el tenor remata la estrofa con aquello de que es “Divino tu inmenso Poder” y responde la suplica de los corazones traspasados que tanto saben de ti, que asciende cual nube incienso respondiendo que Tú “rompiste el lazo que al fuerte oprimió”.
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