Buscando tu luz llegué muy de mañana, por Pablo Rada y Tres de Agosto, hasta la Plaza de las Monjas, y te encontré como me gusta soñarte, casi desierta y dulcemente tranquila a pesar de las vallas que anuncian obras en este secreto paraiso para quienes te amamos en silencio.
Tomé por calle Rico buscando Concepción, como tantas mañanas de entonces, en que tu cielo y tus gentes me cobijaban con su amistad sincera de quien da sin esperar ser correspondido.
Y así me llené de tus calles, te abracé como quien abraza a un amigo tras tiempo sin verlo y disfruté de ti y de tu luz mañanera.
Y en San Pedro quedé prendado de tu belleza oculta, esa que me enseñastes en noches solitarias de verano cuando sin más compañía que mi sombra, tú te descubrías ante mi, cual muchacha enamorada, y loco de amor, yo te defendía de los tuyos que no sabían encontrar en ti tanta belleza.
Tomé por calle Rico buscando Concepción, como tantas mañanas de entonces, en que tu cielo y tus gentes me cobijaban con su amistad sincera de quien da sin esperar ser correspondido.
Y así me llené de tus calles, te abracé como quien abraza a un amigo tras tiempo sin verlo y disfruté de ti y de tu luz mañanera.
Y en San Pedro quedé prendado de tu belleza oculta, esa que me enseñastes en noches solitarias de verano cuando sin más compañía que mi sombra, tú te descubrías ante mi, cual muchacha enamorada, y loco de amor, yo te defendía de los tuyos que no sabían encontrar en ti tanta belleza.
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