miércoles, 10 de junio de 2009

Noche de mentiras efímeras


Ha llegado el día que precederá a la en otros tiempos noche de los escaparates y los altares, esos que cada día se ven menos, porque a un centro despoblado y sin vida al que se impide llegar al consumidor es complicado que exista ese comercio tradicional que engalana sus escaparates y las fachadas de sus establecimientos.
Pero a esar de ello, esta noche volveremos a cumpliar ese rito aprendido y heredado de tomar una cerveza helada en la Alicantina y su correspondiente tapa de ensaladilla.
Volveremos a esperar a la Hiniesta camino del Ayuntamiento y dejaremos pasar el tiempo, para cuando las calles estén con la calma recuperada en las horas ya de la madrugada, visitar esos monumentos efimeros que se levantan para que el Señor pase y reecontrarnos con esa ciudad perdida, que auardaba la hora para ver pasar la procesión, hoy insufrible del Corpus Christi.
Ya el aroma de la juncia y el romero nos aguardan, en esta noche que dejará paso al día que reluce más que el sol en la ciudad de las mentiras efímeras, con las que ella misma se engaña al llegar este día, cuando a esas mismas horas, ayer, las calles permanecían oscuras y solas.

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