Se abrían las puertas del templo sagrado de la tauromaquia, con un cartel de lujo, con la ganadería donde Orgullito escribió con letras de oro la gloria de su divisa y con los tres toreros y que con permiso de uno que no se anunció, pueden hacer un cartel de tronío para la principal corrida de la temporada en Sevilla.
Día de reencuentros en el Arenal, dónde la Virgen de la Caridad recibe en su palio, y es bueno tener la mente ocupada para no pensar lo que se nos ha escapado entre las manos, y de pronto el reencuentro con ese viejo aficionado de tantas tardes, ese al que un día se le saltaban las lágrimas contándote como se recibía a la verónica a un toro desde el tercio hasta la mismisima boca de riego o al sevillano modo a la cima del Monte Malbaratillo, de aquel debut de un torertillo de Camas del año cincuentaysiete, y como desde entonces nunca dejó de seguirlo en las tardes de gloria y en aquellas otras tardes, ay, en que la montera decía nones, y tomaba la calle enmedio, aquel que una tarde de abril lo viste llorar tras una faena de ensueño de su torero, aquel que se puso una corbata negra un día como hoy ante la ausencia forozosa tras la retirada en La Algaba...
Día de reencuentros en el Arenal, dónde la Virgen de la Caridad recibe en su palio, y es bueno tener la mente ocupada para no pensar lo que se nos ha escapado entre las manos, y de pronto el reencuentro con ese viejo aficionado de tantas tardes, ese al que un día se le saltaban las lágrimas contándote como se recibía a la verónica a un toro desde el tercio hasta la mismisima boca de riego o al sevillano modo a la cima del Monte Malbaratillo, de aquel debut de un torertillo de Camas del año cincuentaysiete, y como desde entonces nunca dejó de seguirlo en las tardes de gloria y en aquellas otras tardes, ay, en que la montera decía nones, y tomaba la calle enmedio, aquel que una tarde de abril lo viste llorar tras una faena de ensueño de su torero, aquel que se puso una corbata negra un día como hoy ante la ausencia forozosa tras la retirada en La Algaba...
Diecinueve Domingos de Resurrección después, ahí viene, porta orgulloso en la solapa una matita de romero, y la misma respuesta de cada año:
"- Aquí estaremos siempre dipuestos mientras el Cisquero quiera..."
Domingo de Resurrección y Sevilla, el mito aún se pasea afortunadamente en tardes contadas por algun tendido alto de sombra; en bronce siempre su desplante a Flautino y el viejo aficionado que aún lo espera, en la calle Iris de sus sueños, o liadillo en su capote de paseo en la Puerta Principal antes de iniciar el paseillo.
"- Aquí estaremos siempre dipuestos mientras el Cisquero quiera..."
Domingo de Resurrección y Sevilla, el mito aún se pasea afortunadamente en tardes contadas por algun tendido alto de sombra; en bronce siempre su desplante a Flautino y el viejo aficionado que aún lo espera, en la calle Iris de sus sueños, o liadillo en su capote de paseo en la Puerta Principal antes de iniciar el paseillo.
Y es que aunque pasen los años, 19 ya, ¿quién lo vió y no lo recuerda?, Porque pasaran los años y pasará la vida, pero el Domingo de Resurrección, Sevilla seguirá esperando eternamente a su torero.
Del Cartucho de Pepe Luis en el programa Verde y Oro de Radio Betis 22/04/2019
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