Decía el
genial Rafael El Gallo que "Torear
es tener un misterio que decir... y decirlo" y si complicado es a
veces para el aficionado ver y entender ese misterio que sucede en el ruedo, no
lo es menos contarlo, porque la Fiesta permite que dos personas, sentadas en el
mismo tendido, puedan ver la misma faena con visiones distintas. Pero el
misterio del toreo viene de quien dibuja los lances sobre la arena, por eso es
tan importante acercarse a aquello que nace del interior del artista.
Por eso siempre
debemos de valorar, como bien dice Jesús Soto de Paula en su obra Torerías y Diabluras, que "Un torero antes de decir a los demás
debe decirse a si mismo" […], porque por esa misma diablesca cuestión, han
sido sólo muy pocos los escogidos los que han sabido decirse asimismo y como
consecuencia de su decirse, decir a los demás. “
Esa
fidelidad a unas formas propias - ni mejores ni peores-, que algunos toreros
han llevado por bandera, son las que han nutrido a la Fiesta y las que, unidas
al misterio de su verdad, llegan al aficionado brindando tardes inolvidables,
que quedaron para siempre en el recuerdo de los que los vieron, y que en
algunos casos se transmitieron en el tiempo por generaciones.
Hay
cualidades que los toreros pueden aprender cómo puede ser la técnica, pero si
hay un misterio que algunos persiguen de manera casi enfermiza, es aquel que
nace del interior del artista, ese que es innato y que, no se enseña ni en los
videos ni en las Escuelas, pero que se se forja en el día a día del toreo de
salón, este no es otro que el de la naturalidad. De la mano de la naturalidad,
vienen la pureza y la gracia, y emanada de ella nos llega el toreo eterno.
Hoy
iniciamos esta serie de cartuchos, en los que pretendemos contar nuestra visión
del misterio que es la tauromaquia, en la que sin el tótem del toro no hay
emoción, porque en la más grande de las Bellas Artes, es la vida del artista,
la que se ofrece en sacrificio convertida en un lienzo blanco o en un
pentagrama vacío, la del arte que sale del interior del torero, para conseguir
emocionar al espectador, cuando sobre el albero un capote se mece a la verónica
o en la roja franela que -mágica y pinturera- se despliega en el tercio, siempre
con la naturalidad por bandera...
(Y la
bandera, por supuesto, verdiblanca… Viva
er Betis manque pierda!!!)
Del Cartucho de Pepe Luis en el programa Verde y Oro de Radio Betis 05/11/2018
Foto: Alvaro Pastor Torres @apastort
Foto: Alvaro Pastor Torres @apastort
No hay comentarios:
Publicar un comentario