lunes, 19 de septiembre de 2011

Violines en San Lorenzo


Igual que ayer, en los bancos del fondo puede que no quepa un alfiler, puede que en los bancos delanteros haya huecos, pocos eso sí, pero en los traseros justo delante del coro, la gente se abarrota incluso de pie, igual que ayer, igual que mañana, igual que siempre, ya sea en esta mañana septembrina de Función Solemne en San Lorenzo, en la fecha más tardía que recordamos, como en los días del quinario de cuaresma.
Suena solemne el organo de la parroquia, portentosa su tribuna donde en tiempos no muy lejanos conocimos las voces que exaltaron a Dios y a su Santísima Madre y donde Miguel Ángel su organista desgrana las partituras que Luis Lerate dedicara a los bofeteros. 
Pero esas obras, delicadas y desconocidas más allá de los muros cuya divisa es la Parrilla fueron compuestas por el maestro para una capilla musical, y durante muchos años se interpretaban en el coro bajo, hasta que las modas recientes y el apretar las mayordomías para algunas cosas y aflojarlas para otras, nos privó de disfrutar de muchas de estas obras tal y como un día fueron concebidas, trayendo musicas nuevas de compositores de más renombre, clásicos entre los clásicos, guardando en el viejo cajón de los olvidos aquello que otros con menos nombre, pero con más cariño compusieron y regalaron para el complicado mundo de las cofradías, y que si no sonaran aquí nadie sabría de su existencia, porque nada más maltratado y menos valorado que el patrimonio que nos legaron nuestros mayores y que en nuestras manos está legarselo a nuestros hijos.
Por eso, sólo podemos felicitarnos, cuando ayer volvimos a escuchar violines en San Lorenzo, volviendo a revivir momentos íntimos que guardamos en nuestra memoria, algunos entre esos muros y otros muy lejos de allí. Estos violines recuperados fueron una de tantos detalles de la hermosa mañana de ayer en San Lorenzo en la función al Dulce Nombre de María.

Fotografía: Juan Parejo

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