miércoles, 27 de octubre de 2010

Tañidos de laúd


Para Juan Antonio
Desde su raída funda, el viejo laúd en silencio nos ha recordado la fecha, esa misma que coincide en el calendario con la primera vez que cruzamos un sábado el umbral de la vieja Escuela para una aventura desconocida que se nos abría ante nosotros.
El viejo laúd sabe perfectamente que, cuando octubre busca las tablas para buscar una noche de muertos y tenorios, su caja guarda resonancias de ese pasado que nunca olvida de aquellas madrugadas tan hermosas, tañendo; bajo un bacón perdido en cualquier callejuela del brujo Barrio; aquellas melodías tantas veces machacadas, en la oscuridad de aquella habitación con aquel viejo escritorio en el que se depositaron por entonces, aquellos primeros apuntes subrayados.
Como cada octubre, por las mismas fechas, el viejo traje escolar que antes salía casi semanalmente, aguarda las fechas de los gozos de diciembre para volver a salir, sin dejar de olvidar aquellos días en que el verdemar era casi una ilusión inalcanzable que dormitaba en las aguas de Mercurio e incluso aquel traje una quimera de medias verdes al que sustituía un disfraz o aquella bata blanca de urgencias en aquel viaje de la vida tunantesca.
La vida pasa y hoy, cuando la oscuridad del otoño nos cobija, vuelve a renacer la ilusión como aquel primer día, en que sin ser nada ya lo éramos todo, un sueño de juventud, una fantasía, una canción, una cinta bordada al viento, tres golpes de pandereta o el bordoneo de una guitarra…
Sí, ya se que cada día soy más viejo, y que ya peino algunas canas (aunque siempre me queda el consuelo de que otros ya apenas peinan nada), pero no puedo ni quiero olvidar aquella primera vez que cobije mi amor bajo una capa, y por eso hoy, sentado en este viejo sillón ante el que la vida pasa, he sacado el viejo laúd de su funda deshilachada y he tocado aquellas primera notas, melodía con sentido, que aprendí una lejana tarde de otoño de un día como hoy, en el que realmente, quizás ahora como entonces, no era absolutamente nada.

1 comentario:

Juan Antonio ( Amaneceres mios) dijo...

Que bonito es volver al pasado cuando lo que se recuerda es el amor.