lunes, 19 de febrero de 2018

Cautivo de Sevilla


Nunca olvidaremos la primera vez que nos encontramos un Sábado de Pasión en aquella Parroquia de barrio lejano, cuando a sus puertas se agolpaba un pueblo endomingado, en día de fiesta grande, con vendedores de globos y gente arremolinada aguardando los primeros nazarenos, en espera de su Cautivo, que por aquel entonces en soledad salía al encuentro de su Barrio.
Y es que este Cautivo, que no es de San Ildefonso, ni del Tiro, pero es Cautivo de esa Sevilla tan alejada, pero a la vez tan nuestra, a la que tantos le dan la espalda, es el Dios de su barrio, que hoy viene a tomar esa Ciudad intramuros mostrándonos sus manos atadas. Porque ese Cristo que  recorrerá nuestras calles, no necesita ni de Campanas ni de carreras oficiales extemporáneas, porque su labor está poniendo sus manos atadas, para desatar otras manos en su barrio.
La fe de un pueblo no entiende de distancias y hoy Torreblanca nos regala las manos de su Cautivo para aliviar y poner sosiego a quienes olvidan la realidad que simplemente está, a la vuelta de cualquier esquina.

Fotografía Artesacro

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