sábado, 10 de abril de 2010

La vulgaridad de Margot


La Semana Santa, aunque para muchos parezca que siempre es igual, realmente siempre es distinta y así lo que un año fue una delicia, otro año, quizás porque no supimos o quisimos guardar el secreto, se convierte en algo carente de sentido, quizás porque la intimidad del momento ha sido rota por quienes no supieron respetarlo y así ese momento tan bello del transitar de Montserrat por Castelar y Molviedro, acompañando al paso desde las aceras, sin apreturas, desde casi la Puerta del Arenal,  a los sones de Margot de Turina en otros tiempos delicioso momento, se convierte en un momento tan vulgar que hubiera dado lo mismo que hubiera pasada sonando la música o simplemente a toque de tambor. 
Quizás debiéramos de preguntarnos si quienes hacemos la Semana Santa con nuestras actitudes somos culpables de romper la magia del momento o si quizás hemos globalizado tanto nuestra Semana Santa que somos incapaces de saber guardar para nosotros, ese punto que en otros tiempos no hubiéramos señalado jamás como lugar reseñado en los programas. Y así sin ir más lejos, esta marcha Margot ha perdido el encanto pues la hemos escuchado más de lo aconsejable y en momentos que no hubiera pasado nada si en vez de sonar esa marcha hubiera sonado cualquier otra. Las modas en las cofradías tienen estas cosas, y quien sabe si dentro de algunos años, escuchar Margot pueda parecer una rareza.

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