La corrida de Victorino, hasta que salió el quinto iba de mal en peor, y salvo el tercero, que regaló algunas buenas embestidas, que fueron aprovechadas por Ferrera, pareciera que en la vacada de Las Tiesas hubieran echado agua al vino. La tauromaquia de Ferrera, ha terminado siendo algo sui-generis, pero no es menos cierto que mantiene la atención en la lidia, ya sea en el caballo -aunque se empeñe en ponerlos en una distancia exagerada- en los quites o en la verdad de su muleta. Otro gallo sería el asunto de como mata los toros, en esa suerte de matar al paso. En este asunto no debemos de olvidar el asunto de invitar en el brindis a Joaquín a pisar el ruedo maestrante, asumiendo el torero el pago de la previsible multa.
La faena al tercero, donde brilló a natural, quedó sólo en petición ante la negativa presidencial de otorgar la oreja ante una sombra en la que no había mayoría de pañuelos.Y en el quinto, de nombre Pobrecito, un grandísimo toro, hijo de Cobradiezmos, con una embestida de las que llaman mejicana y que hubiera merecido quizás el pañuelo azul desde el palco, Ferrera, sólo cortó una oreja ante el fallo a espada en su primer intento, a pesar de quedarse en la cara empujando el estoque y salir con la talequilla destrozada. En este toro la sobreactuación del matador en determinados momentos empañó la verdad de su toreo, que destacó desde el ramillete de verónicas de inicio o en grandiosos naturales metido entre los pitones. Tras un mitin con la alguacililla, que no estaba para entregar la oreja, dio dos vueltas al ruedo, la segunda por su cuenta. Pobrecito nos salvó de una victorinada infumable.
De Perera poco podemos contar, salvo la faena al sexto, que lo cogió de
mala manera, aguantando hasta el final de la misma y pasando a la
enfermería donde le diagnosticaron dos cornadas en la zona lumbar.
La Presidencia, en nuestra opinión, hoy estuvo correcta para mantener el nivel de la plaza, frente a un público festivo que ocupaba los tendidos. Esperemos que se mantenga el nivel ahora que llegan los días de Farolillos.
Foto: Pagés
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