Como todos saben la disparatada Feria de Sevilla vino viciada desde el principio, primero por el veto de las denominadas figuras a venir al abono mientras siga la empresa Pagés gestionando el pisoplaza, después con los disparate de la propia empresa con unos carteles sin rematar, repetitivos hasta la saciedad con algunos toreros que llevan año tras año sin demostrar absolutamente nada en Sevilla y sin imaginación a los que denominaron del futuro y que a la postre en algunos casos han ofrecido aún menos de lo esperado.Con un ridículo descuento en los abonos del 15% y manteniendo los precios de años anteriores para las entradas sueltas, lo que ha incrementado la sangría en los abonados y en los aficionados que religiosamente pasan por taquilla, lo que a la postre ha hecho que veamos desmasiados ladrillos de la vega cociéndose al sol, que el astro rey también ha podido influir, para que en muchas tardes, demasiadas quizás, no se pasara de la media plaza y así hemos tenido una Feria insulsa donde quienes tenían que asumir el peso de la púrpura, caso del Cid, Daniel Luque o Castella no han dicho o hecho apenas nada, con la excepción de Enrique Ponce para quien ya verlo aparecer por la Puerta Principal vestido de luces, tras la gravísima cogida de Valencia, ha supuesto un gesto de lo que es por méritos propios, un figurón del toreo.
Pero ante tanto cúmulo de disparates, salió el toro, que con permiso de Niñito de El Pilar, bien ha podido ser el toro de la feria, de nombre Disparate, con la A coronada y la divisa azul y grana, y llenándose de albero el hocico de querer comerse la muleta que le planteaba Antonio Ferrera... Y es que cuando sale el toro, que más da todo - ¿o no?- y Ferrera nos emocionó, vaciando la embestida de almíbar del cárdeno para llevarlo embebido del natural... todo era de tal magnitud, que hasta aún nos parece un sueño lo que vivimos en el Baratillo, hubo naturales tan despacio, tan despacio que aún está el torero sobre el dorado albero esparciendo la esencia del toro de Vitorino...
Más todo pasó, y entre tantos disparates como pasaron para olvidar y pensar que fue una pesadilla, siempre nos quedará el recuerdo de ver a un toro cárdeno queriendo empaparse de los vuelos de una muleta... que eso si que era un Disparate de los que nos gustan disfrutar.
Fotografía: Jesús Morón
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