Andamos en estos días de frío, vísperas gozosas de los Gozos
de Diciembre, pensándonos si volver a retomar los trastos del blog y he aquí
que casi sin pensarlo dos veces hemos vuelto a retomar el hatillo con el capote
plegado y la vieja muletilla con el estaquillador rajado y aquí vamos de nuevo,
sentados ante la pantalla y el teclado. Y que mejor vuelta que con los sones del viejo tango de
Gardel, Volver, veinte años después, como pasa la vida, donde estábamos hace
veinte años cuando nos poníamos el mundo por montera, unos tenían pelos y otros
no peinaban canas…
Aquí cuando estamos al borde de la cuarentena, y a pesar de
las obligaciones familiares y laborales somos aún capaces de sacar el viejo
Peter Pan que nos acompaña y contemplar como pasa la vida ante nuetros ojos. Porque en esa bendita ilusión iniciada hace veinte
años y que hoy la ves reflejada en quienes apenas habían nacido entonces ves,
de nuevo aquel que un día fuimos… La vida como un soplo pasa, pero en el poso
de nuestra alma siempre suena, como entonces, la voz de Gardel recordando a
quien un día fue y hoy somos, simple y llanamente porque veinte años no es
nada.
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