martes, 7 de abril de 2020

Saudade de Martes Santo


La mañana, debía de haber amanecido temprano, aun con el regusto de lo vivido cuando acompañábamos a la Virgen de las Aguas de regreso a su templo. Un desayuno rápido, con marchas de fondo, siempre iniciado con los compases de Lerate, himno de los días importantes de  nuestra casa y un breve paseo para acercarnos a los templos, San Esteban, San Nicolás, Santa Cruz y la Universidad para tras musitar una oración ante el Catedrático, poner rumbo a San Lorenzo.
Ya se divisa la torre de la iglesia tras los altos árboles por Cardenal Spínola ya se ven las solapas decoradas por las banderitas rojas y azules junto con las moradas del Señor, la cola del Besamanos serpentea la plaza, mientras hay niños que corretean con sus medallas puestas –como tú lo hacías, que la infancia siempre vuelve a visitarte esta mañana-  y en la contraluz de San Lorenzo, resalta el dorado del paso. Casi te estas poniendo la medalla, cuando alguien te asalta y te da un abrazo mientras te dice al oído“-Buena Estación esta tarde”. Las caras sonrientes de la felicidad plena de esta mañana, te van acercando hasta los pasos, mientras hay saludos, abrazos, palmadas, besos… “-Hay que ver lo guapa y mayores que están tus niñas, yo que te recuerdo vestido de naveta de la mano de tus padres en una mañana como esta, Pepito”
Y así hay reencuentros, amigos que se interesan por algún detalle, gente que se acercan por primera vez a la Semana Santa de Sevilla en esta mañana, “-Y como dice usted que se llama la Virgen, ¿de la Soledad?, no la Soledad sale el Sábado Santo, esta es la del Dulce Nombre que sale esta tarde”… Y así se va consumiendo la mañana, igual que arde el humo del pebetero en el paso del Señor, alguien que recuerda a los que se fueron, y que hacen que nos brillen los ojos, acercarse a ver la lista con la nómina de la Cofradía, para que a los que les hemos legado aquello que nos legaron, aprendan esos ritos que ellos habrán de legar.
Una cerveza en la Bodeguita, como una manzanilla helada en el Eslava, es parte de esos ritos, mientras alguien te recuerda que es la hora de salir para casa, para el rito de la tarde… pero eso ya será otra historia. 
Pero esta mañana la historia es bien distinta, a esta misma hora que debería de estar pasando esto, ando en casa, embriagado de esa añoranza, de esa melancolía de lo no vivido, Saudade de un Martes Santo que nos ha tocado vivir.

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